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sábado, 9 de octubre de 2010

Qué se pare el tiempo

Pilas oxidadas, a medio gastar. De esas que encuentras cuando ordenas entre el desorden para ti ordenado de la habitación. Esas son las mejores pilas, aunque contaminen; y no deberían estar ahí, en el fondo de esa lata con publicidad de hace años que venía con la típica botella que se regala en el día del padre. Sin embargo ahí están, para cuando hagan falta; para que duren solamente hasta que el deseo de que cese el "tic-tac" se haga realidad justo en el momento indicado.

Para que todo pare, todo el mundo calle, enmudezcan los susurros, se congele la imagen en la pantalla del cine, y sólo quede eso que tus ojos permiten ver. Eso, y aquella canción que te recuerda momentos maravillosos del pasado. Que quede para siempre.

Al menos, así debería ser.

Que poder tan grande el de tener la capacidad de controlar el tiempo. Imposible. ¡Qué jodida palabra!

Buenas noches,

Pilar L. Carmona

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