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martes, 10 de julio de 2012

Desde un principio


Los vecinos pensarán que estoy loca o en plenos exámenes cuando ven encenderse la luz de mi habitación a las 3:30 de la mañana, pero es más sencillo que todo eso, he vuelto a tener esa necesidad de escribir mis recuerdos y volver a sincerarme conmigo misma.

Estos momentos siempre llegan cuando acontecimientos que no me dejan dormir se aproximan.  Y es que miento cuando recomiendo huir de la preocupación cuando en realidad a mi me está quitando el sueño. Es imposible no preocuparse cuando la buena suerte que siempre estuvo de mi lado comienza a traicionarme en los asuntos más importantes.  No puede ser verdad que lo que pensaba que era el despertar de una pesadilla sea la interrupción de un sueño con final feliz. No, no lo asimilo, no estoy dispuesta a aceptarlo.

No entiendo muy bien como hemos llegado a esto.  Es imposible de controlar, pero está impotencia me hace sentir como si algo se me hubiera ido de las manos. Supongo que es tontería atribuírmelo a mí, o quizá debería seguir pidiendo ayuda a alguien cuya existencia en muchas ocasiones pongo en duda. No sé, no sé si existirá o si de verdad creo que en él, pero este año le he hablado en numerosas ocasiones y esta noche pienso volver a hacerlo. 

Hace poco estaba convencida de que la tercera carta sería de agradecimiento, ahora no lo sé. A veces el miedo no deja pensar con claridad. Me da pena ser así, a lo mejor soy tonta, supongo que sí, pero me desahogan las palabras. 

Ahora de nuevo me toca ponerme la máscara, porque yo tengo que ser la segunda columna, es lo único que tuve claro desde un principio.

Buenas noches,
Pilar L.Carmona