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lunes, 6 de agosto de 2012

Cuando el sol desaparezca

Ahora voy a permitirme unos minutos de esa soledad a la que tanto temo y que a la vez tanta falta me hace a veces. Por ejemplo en ocasiones como esta, en el lugar donde hace un año pedí que no se cumpliera lo que tanto temía.

Las huellas que quedan en la arena demuestran que un año más estamos aquí. Me es muy difícil mirar al mar y no recordar que el pasado verano hice una despedida a medias, porque si algo salía mal yo tampoco pensaba volver. Durante todo un año le he reprochado muchas veces el no haberme escuchado. Hoy tan sólo puedo pedirle perdón al mar que se burló de mi y ahora me vuelve a recibir.

Ya me dejo de reflexiones y me dispongo a poner aquí, en esta ola que cubre mis pies, el punto final de aquella historia que llegó de sorpresa y sin invitación.

Y me despido sonriendo porque se que este año ella volverá a pisar esta arena. Eso si, cuando el sol desaparezca.

Buenas tardes,

Pilar L.Carmona