Esta noche escribo a mis grandes aliadas. Nos conocemos muy
bien, desde que soy consciente de mi existencia las recuerdo. Siempre conmigo.
Siempre mi mejor recurso.
Y es que son súper importantes. Yo tengo esa facilidad, y
aunque no me guste mostrar mi debilidad, que es mucha, por las noches siempre
nos volvemos a dar cita a escondidas. Por las noches en la soledad, junto a una
almohada, un ordenador y un despertador a punto de sonar.
Ellas son esa señal que me hace levantarme a media noche y
escribir.
Es demasiado el
cansancio, la impotencia, la rabia, el desconcierto, la desconfianza en mi
misma. Es demasiado el coraje por sentir todo eso sin apenas tener motivos. Es
demasiado saberlo, después de todo lo que ha pasado, haber aprendido tanto y
aplicar tan poquito.
Yo no sé si con estas palabras me quito la máscara de fuerte
y doy a conocer la parte más gilipollas de mí. Sólo sé que no se ser de otra
forma. A veces creo que algo en mi cabeza no va demasiado bien.
Por ello les escribo a ellas. Lágrimas
Buenas noches,
Pilar L. Carmona
Buenas noches,
Pilar L. Carmona